26 de septiembre de 2018

Cuando descubres que hacer un intercambio no es solo para ricos

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En esta ocasión te mostramos una historia que te parecerá muy familiar al principio, pues al igual que Karen, seguramente a ti también se te vino a la mente que estudiar en el extranjero es solo para ricos, sin embargo, descubriremos la verdadera y real historia sobre hacer un intercambio, y la experiencia que Karen ha tenido a lo largo de esta travesía.

Creo que todos llegamos a un momento de nuestras vidas que nos sentimos atrapados y un tanto frustrados de ver nuestra vida a la edad que fuese, resumida en un despertador a las 5 am, trabajar para unas vacaciones negadas y que tus mayores deseos sea dormir un fin de semana hasta tarde. Así me sentía a mis 22 años de edad, con la ilusión de viajarestudiar en otro país, vivir por algún tiempo con una cultura diferente, pero con la gran negativa de “es imposible, no nací siendo rica”.

Curiosamente conocí en mi trabajo a una persona que me compartió su experiencia de vida, ella me abrió mi manera de pensar y me hizo ver que de verdad no era tan imposible como yo lo pensaba. Investigué en Guadalajara con una agencia de idiomas y un sinfín de páginas en internet, después descubrí la posibilidad de trabajar en Irlanda (no quería ser ilegal en Estados Unidos, jaja) y la ciudad que siempre había querido conocer DUBLÍN.

Comencé a sacar cuentas, con todo y mi liquidación, jaja, tenía planeada la venta de mi carro y algo en mente “si me voy, con lo poco que tengo, segura que no me regreso vacía”, pues al menos uno de mis objetivos estaba asegurado, aprender un segundo idioma y vivir en el extranjero al menos por un año. Después comencé a platicar mi idea, recibí toda clase de comentarios, desde los que me decían “no te vayas, estás dejando un buen trabajo por algo incierto!” hasta los que me decían, “hazlo, si yo tuviera tu edad o si yo no tuviera hijos, lo haría”  el que más me resonó fue un amigo que venció el cáncer, me dijo: “hazlo, sin miedos y si lo haces, recuerda que estás avanzando un enorme paso y serán dos los que necesites para regresar” ahí fue cuando no lo dude y confíe en mí.

Fueron 6 meses de preparación y estrés, porque no sabía si alcanzaría a completar todo el dinero que necesitaba, emociones cuando por fin le dije a mi mamá y compré mi primer vuelo Guadalajara a Chicago (primera parada) y nervios cuando le dije a mi jefe que ya tenía todo listo y me iba.

Llegué a Irlanda el 7 de enero del 2014, con una maleta y con muchas cosas en mente. No recuerdo cuantas noches fueron de “homesick” eso que te pasa cuando extrañas casa, a mamá, comida calientita y piensas que has puesto mucho mar y 8 mil kilómetros de diferencia entre lo que amas y lo que deseas.

Los primeros meses fueron tan complicados, búsqueda de casa, tramites migratorios, trabajo que aunque mi programa era por 6 meses, visa por 1 año, yo pensaba que solo me quedaría 3 y no más, pero pensaba “has dado un gran paso y son dos para volver atrás” después de todo lo que había hecho para estar aquí, tenía que mínimo aprovechar la experiencia. Comencé a conocer a lo que sería mi familia en Dublín, amigos de todas partes del mundo, trabajo, viajes y dije “mmm, creo que esto no está tan mal, jajaja” fue entonces cuando me enamoré de Dublín.

Dos años después conocí a mi más grande soporte y el culpable de mis mejores días y las más largas conversaciones, mi novio, quién diría que encontraría a alguien de una nacionalidad e idioma diferente que me entendiera y conociera tan bien como solo él sabe.

Creo que fueron muy pocos los que creyeron en mí, pero de verdad que sé que les debo mucho, sobre todo a mi mamá, que de los 5 años que llevo aquí ha sido la que más apoyo me ha dado, quien algún día me dijo que el mundo era muy pequeño para que me quedara en un solo lugar. Sin embargo, siempre les agradeceré a las personas que incluso apostaron mi regreso, creo que ellos fueron mi principal fuerza y ahora bilingüe, con una maestría en mercadotecnia digital por terminar en un segundo idioma, muchísimas experiencias, amigos en todo el mundo, haciendo lo que me gusta y con un compañero de viaje, puedo decir libremente que dar ese paso ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida y que allá de aquel que no se atreva, que el día que esté dejando el mundo, quizás sea de las cosas que se arrepentirá de no haber hecho.

¿Qué sigue? No lo sé, hace mucho tiempo dejé de hacer planes, seguro muchos viajes más, no lo sé, pero si de algo puedo estar segura es que puedo esperar algo aún mejor, he vencido mis miedos y si una puerta se cierra, sé que seguro puedo abrir un hueco y entrar.

Créditos: TIAGO DA SILVA MASCARENHAS

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